Tener esclerosis múltiple (EM) no significa que no podamos hacer vacaciones o viajar. Hay muchas personas cuya esclerosis múltiple les permite una movilidad plena. Otras con un grado de afectación mayor requerirán de una planificación más detallada o cuidadosa de sus viajes y actividades. En cualquier caso, para disfrutar al máximo de nuestras vacaciones, hay una serie de factores a tener en cuenta a la hora de planificar nuestro viaje.
Lo primero que debemos hacer cuando nos planteemos viajar es valorar nuestro estado de salud de una forma realista, porque de ello dependerá el destino que elijamos. Si queremos pasar unas vacaciones activas, es importante elegir las actividades en función de nuestra condición física e incorporar tiempos de descanso entre ellas, para que la fatiga no nos impida disfrutar.
Los viajes a lugares exóticos no están prohibidos, pero se recomienda planificarlos con tiempo y prepararnos bien para lo que podrían ser las mejores semanas del año. Se debe valorar la necesidad de vacunarse de forma preventiva y, si tenemos alguna discapacidad, elegir un alojamiento que cuente con las adaptaciones necesarias. Por todo ello, no es muy recomendable aceptar ofertas de última hora cuando vayamos a viajar lejos.
También hay que tener en cuenta que el calor o las altas temperaturas pueden favorecer la aparición de recaídas en las personas con esclerosis múltiple. Eso no significa que no podamos pasar las vacaciones en la playa o en el trópico, pero hay que seguir una serie de medidas para que las altas temperaturas nos afecten lo menos posible, como evitar las horas centrales del día o la exposición directa al sol, tomar bebidas frías de forma periódica y utilizar ropa fresca. Si vamos a la playa, llevaremos siempre una sombrilla y nos bañaremos a menudo para refrescarnos.
Una vez sepamos dónde ir, se recomienda hablar con el neurólogo para que nos facilite los certificados médicos que podrían pedirnos en las aduanas y nos indique cómo transportar la medicación.
Si vamos a volar en avión, se aconseja hacer las reservas con anticipación para obtener las mejores plazas o la posibilidad de acomodación especial, en caso de que se necesite, que suele estar disponible solamente para las primeras reservas. Por supuesto, es mejor viajar acompañado. Y también es aconsejable contratar un seguro de viaje y/o de cancelación.
Si estamos siguiendo un tratamiento, es esencial que no lo interrumpamos. Debemos llevar suficiente medicación para asegurar que no nos quedaremos sin ella durante el viaje. Para mayor seguridad, se recomienda llevarla en el equipaje de mano e informar de ello a los encargados de seguridad de los aeropuertos y de los puestos fronterizos, teniendo en cuenta que las medidas de seguridad de las aduanas pueden variar de un país a otro. Junto con el tratamiento, llevaremos un informe médico al menos en español y también en inglés si viajamos al extranjero.
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