En la esclerosis múltiple (EM) es relativamente común experimentar síntomas auditivos. Por lo general, aparecen durante los brotes y suelen ser de carácter transitorio, mejorando en unos días y cediendo al terminar la crisis. No obstante, en algunas ocasiones los síntomas pueden persistir y volverse crónicos.
El oído está formado por tres partes principales: oído externo, medio e interno. En el oído externo se recogen las ondas sonoras, en el oído medio se amplifican los sonidos y en el oído interno se procesan. El oído interno contiene además el laberinto, que es el órgano que regula el equilibrio.
En la esclerosis múltiple, los síntomas auditivos pueden ser muy variados y dependerán de las vías nerviosas que se afecten. Según expertos de la Multiple Sclerosis Society del Reino Unido, si se afectan las estructuras nerviosas que regulan la audición pueden aparecer los siguientes síntomas:
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Dificultad para seguir las conversaciones o escuchar la televisión o la radio en ambientes ruidosos.
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Distorsión auditiva, que consiste en una percepción de los sonidos deformada o con eco.
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Aumento de la sensibilidad al ruido, en la que ciertos sonidos y los ambientes ruidosos molestan más de lo habitual.
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Acúfenos o tinnitus: consiste en la percepción de sonidos en el oído o en la cabeza sin que exista ningún ruido real. Por lo general, se perciben en forma de zumbido o tintineo.
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Sordera brusca: es muy poco frecuente y suele producirse en un solo oído.
Si la afectación se produce en las estructuras nerviosas que regulan el equilibrio, pueden aparecer los siguientes síntomas:
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Inestabilidad o falta de equilibrio.
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Vértigo: en raras ocasiones puede ser la primera manifestación de la esclerosis múltiple. Puede aparecer tanto por una alteración en las estructuras internas del oído como del sistema nervioso central.
Si aparece alguno de estos síntomas, se debe informar al neurólogo o al otorrinolaringólogo para que trate de localizar con precisión el daño nervioso y pueda indicar el tratamiento más conveniente en cada caso. Una prueba de potenciales evocados puede orientar sobre la ubicación de la lesión.
Normalmente, estos síntomas desaparecen solos en unos pocos días, pero en algunos casos, como la sordera brusca, pueden persistir si no se aplica un tratamiento. Por ello es importante comentarlos siempre con el médico para que haga la correspondiente exploración.
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