Corre la creencia de que las personas con formas leves o benignas de la esclerosis múltiple (EM) no necesitan tratamiento. ¿Qué hay de cierto en esto?
Ante todo, es importante definir qué se entiende por EM benigna. Una EM se considera benigna cuando al cabo de 10 años la persona puede llevar una vida sin limitaciones funcionales o físicas importantes. Sin embargo, el concepto de “EM benigna” es polémico y no está bien visto por la comunidad científica, porque esta aparente benignidad no significa que estas personas no puedan sufrir síntomas, o que su EM no pueda progresar.
Síntomas como la fatiga o las alteraciones cognitivas también están presentes en la EM leves o benignas. Además, en el sistema nervioso de las personas con EM benigna se acumulan lesiones que pueden causar limitaciones importantes en un futuro. En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California se observó que la cantidad de materia gris era sensiblemente menor en las personas con EM leve en comparación con las personas sanas. En otro estudio llevado a cabo por expertos en neuroimagen del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS), en los Estados Unidos, se observó que incluso los pacientes que se encontraban en etapas iniciales de la EM o en periodos de aparente estabilidad presentaban alteraciones neurológicas propias de la EM en la resonancia magnética.
La prueba de que la EM leve sigue progresando a pesar de su aparente benignidad la tenemos en los estudios de supervivencia. Aunque la mayoría de las personas con formas leves mantengan una calidad de vida aceptablemente buena al cabo de 10 años, los estudios de supervivencia a más largo plazo demuestran que al cabo de 20 años, solo un 52% de las EM que empezaron siendo benignas continúan siéndolo. Es decir, la EM, aun en sus formas leves o benignas, no deja de avanzar, pudiendo generar incapacidad en un elevado porcentaje de pacientes a lo largo de los años.
En un reciente estudio llevado a cabo en pacientes con EM benigna (Zivadinov et al, 2016), se observó que en aquellos pacientes que recibían tratamiento específico para la EM, el carácter “benigno” de la enfermedad se mantenía durante más tiempo. Debido a ello, desde el Consorcio de Centros de Esclerosis Múltiple (The Consortium of MS Centers), en New Jersey, se informa de la necesidad de tratar a las personas con EM leve o benigna, iniciando el tratamiento desde las primeras etapas de la enfermedad.
Según se indica en un reciente informe elaborado por la Multiple Sclerosis Coalition (Coalición para la Esclerosis Múltiple), la importancia de iniciar pronto el tratamiento en estas personas se basa en los siguientes aspectos:
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Los fenómenos inflamatorios y las lesiones neurológicas aparecen desde que empieza la EM.
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Si al inicio de la enfermedad se observan lesiones típicas de EM en la resonancia magnética y no se aplica tratamiento, aumenta la probabilidad de que la EM progrese.
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En los primeros dos años, las recaídas son más frecuentes en las personas que no reciben tratamiento.
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Las alteraciones cognitivas, la depresión y la fatiga aparecen muy pronto en la evolución de la EM.
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Con el tiempo, la EM benigna evoluciona hacia formas no benignas en un elevado porcentaje de pacientes.
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